VIDA SOBRE RUEDAS
- Lidia Castro
- 13 sept 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 20 sept 2019
Por Natalia Montes

Nuestra vida tan exhausta y rutinaria nos exige encontrar mejores opciones a la hora de querer movilizarnos, felizmente existen los taxistas, ellos se encargan de llevarnos de un a lado a otro de manera rápida y segura. Una de esas personas es Óscar Lázaro, un hombre de 50 años quien lleva su vida sobre ruedas hace más de 10 años. Siendo un padre de familia responsable, busca una buen solvento para su familia; es por ello que, además de ser taxista, de lunes a jueves se dedica a su propio taller de mecánica ubicado en Florencia de Mora.
Cada fin de semana su vida se transforma y se vuelve uno con su taxi. Despierta muy temprano para asesarse y salir de casa a las 6 a.m. sin despertar a su esposa y sus dos hijos. Así inicia su recorrido por la ciudad de Trujillo y sus alrededores, recibiendo a personas con interesantes relatos sobre su vida y gustos particulares a la hora pedir un poco de acompañamiento musical. A partir de las 8 a.m. se dispone a regresar a casa para poder desayunar con su familia, pero se le atraviesa la muy conocida “hora punta”, así que el transcurso para llegar a casa se vuelve algo lento y exhausto.
Por fin a las 9 a.m. logra encontrarse y desayunar con su familia y, aunque el transcurso haya sido duro y el reencuentro corto, eso le basta para continuar su rutina. Vuelve la locura del tráfico a las 11 a.m. y la única manera de seguir su transcurso con tranquilidad es mostrar su molestia, que se vuelve compartida, con el cliente de turno.
Cerca a la hora del almuerzo se incrementan las ansias de llegar a su casa al imaginarse lo que puede preparar su esposa. Antes de ir a casa tiene que recoger a sus dos hijos del colegio quienes salen a la 1:30 p.m. para poder almorzar en su familia. Sus hijos muestran suma emoción al recibirlo en la puerta y poder subir a la movilidad privada que les da su padre.
Llega a su casa con sus hijos aproximadamente a las 2:30 p.m. y logra disfrutar con ellos sus alimentos, lamentablemente su presencia en casa solo dura media hora porque debe volver a las calles.
Cada recorrido de un lado a otro suele ser diferente, no solo por las propias personas, sino por los autos que van junto a él, estos que pueden ser amigos o rivales. Acercándose la noche todo se vuelve más tranquilo, sobre todo porque llega la hora de volver a casa.
Así llegan las 8:30 p.m. y ya está en casa donde puede volver a compartir con su familia y esta vez no hay necesidad de hacer correr el tiempo. Todo vuelve a la calma y repone sus fuerzas para que al día siguiente pueda retomar con ganas su rutina con su fiel amigo de ruedas.
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